MADRID, 30 (SERVIMEDIA)

Los episodios de ola de calor causados por el cambio climático han costado al menos 16 billones de euros a la economía mundial desde la década de 1990.

Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por la universidad Darmouth College (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Science Advances’.

Las pérdidas económicas masivas debido a las temperaturas sofocantes provocadas por el cambio climático causado por el hombre no son sólo un problema para el futuro lejano. El estudio apunta que las olas de calor más severas resultantes del calentamiento global ya le han costado a la economía mundial billones de euros desde principios de la década de 1990 y los países más pobres y con menos emisiones de carbono del mundo son las que más sufren.

Los investigadores combinaron datos económicos detallados recientemente disponibles para regiones de todo el mundo con la temperatura promedio durante el periodo de cinco días más caluroso para cada región en cada año.

Descubrieron que, entre 1992 y 2013, las olas de calor coincidieron estadísticamente con variaciones en el crecimiento económico y que se perdieron aproximadamente 16 billones de euros debido a los efectos de las altas temperaturas en la salud humana, la productividad y la producción agrícola.

Este hallazgo enfatiza la necesidad inmediata de políticas y tecnologías que protejan a las personas durante los días más calurosos del año, particularmente en las naciones más cálidas y económicamente más vulnerables del mundo, según los investigadores.

«Acelerar las medidas de adaptación dentro del periodo más cálido de cada año generaría beneficios económicos ahora», indicó Christopher Callahan, candidato a doctorado en geografía en la Dartmouth College, antes de añadir: «La cantidad de dinero gastada en medidas de adaptación no debe evaluarse solo por el precio de esas medidas, sino en relación con el coste de no hacer nada».

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PRODUCCIÓN ECONÓMICA

Este estudio es uno de los primeros en examinar específicamente cómo las olas de calor afectan la producción económica, según Justin Mankin, profesor asistente de geografía en la Dartmouth College. «Nadie ha mostrado una huella digital independiente para el calor extremo y la intensidad del impacto de ese calor en el crecimiento económico. Los costes reales del cambio climático son mucho más altos de lo que hemos calculado hasta ahora», subrayó.

«Nuestro trabajo muestra que ningún lugar está bien adaptado a nuestro clima actual. Las regiones con los ingresos más bajos en el mundo son las que más sufren estos eventos de calor extremo. A medida que el cambio climático aumenta la magnitud del calor extremo, es razonable esperar que esos costos continúen acumulándose», resaltó Mankin.

Los modelos climáticos e investigaciones anteriores han incluido olas de calor entre otros eventos extremos resultantes del cambio climático, como inundaciones más frecuentes y mayor intensidad de tormentas, pero las olas de calor tienen «una firma única», según Callahan.

No en vano, ocurren en escalas de tiempo más cortas que las sequías y se prevé que las temperaturas de los días más cálidos del año aumenten mucho más rápido que la temperatura promedio mundial a medida que la actividad humana continúa impulsando el cambio climático.

«Las olas de calor son uno de los efectos más directos y tangibles del cambio climático que sienten las personas, pero no se han integrado completamente en nuestras evaluaciones de lo que ha costado y costará el cambio climático en el futuro», indicó Callahan. «Vivimos en un mundo que ya ha sido alterado por las emisiones de gases de efecto invernadero», añadió.

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PAÍSES RICOS Y POBRES

Los investigadores señalaron que los costes económicos del calor extremo, así como el de la adaptación, han sido y serán desproporcionadamente asumidos por las naciones más pobres del mundo en los trópicos y el hemisferio sur. Muchos de ellos son los que menos han contribuido al cambio climático.

Descubrieron que, si bien las pérdidas económicas debidas a eventos de calor extremo promediaron un 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita para las regiones más ricas del mundo, las de bajos ingresos sufrieron una pérdida del 6,7% del PIB per cápita.

Además, el estudio revela las regiones subnacionales ricas de Europa y América del Norte, que se encuentran entre los mayores emisores de carbono del mundo, teóricamente podrían beneficiarse económicamente al tener periodos de días más cálidos.

«Tenemos una situación en la que las personas que causan el calentamiento global y los cambios en el calor extremo tienen más recursos para resistir esos cambios y, en algunos casos excepcionales, podrían beneficiarse de ello», recalcó Mankin, antes de comentar: «Es una transferencia internacional masiva de riqueza de los países más pobres del mundo a los países más ricos del mundo a través del cambio climático y esa transferencia debe revertirse».

Mankin y Callahan apuestan por que los principales emisores del mundo paguen gran parte de la factura para adaptarse a los eventos de calor extremo, además de ayudar a las naciones pobres a desarrollar economías bajas en emisiones.

«Casi ningún país de la Tierra se ha beneficiado del calor extremo que se ha producido. Eventos globales como la pandemia de covid-19 han revelado la estrecha interconexión de la cadena de suministro y la economía global. Los países de bajos ingresos tienen un número desproporcionado de trabajadores al aire libre que a menudo generan las materias primas tan cruciales para la cadena de suministro global; existe un potencial de efectos dominó ascendentes», concluyó Mankin.

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