MADRID, 02 (SERVIMEDIA)

El Biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) preserva muestras biológicas al servicio de la ciencia para avanzar en el conocimiento del cáncer y en nuevas terapias y que en la actualidad almacena más de 36.000 tejidos.

Según informó este miércoles el centro de investigación, los biobancos preservan para la ciencia tejidos como tumores, uñas o sangre, así como sustancias como heces o saliva.

De hecho, la directora del Biobanco del CNIO, Eva Ortega-Paíno, aseguró que «detrás de cada muestra que nos donan los pacientes hay puesta mucha esperanza; a cambio debemos darles respuestas, el conocimiento obtenido gracias a la investigación que esas muestras hacen posible».

A esto añadió que estas infraestructuras son cada vez más importantes en la era de la medicina personalizada. En concreto, el Biobanco del CNIO fue el impulsor de la red de tumores en España.

«Los biobancos son la manera en que la sociedad se implica directamente en la investigación, y con un papel cada vez más protagonista. Sin la información que recabamos de las muestras sería imposible avanzar en el diagnóstico precoz del cáncer y en tratamientos diseñados cada vez más a medida de los pacientes, con menos efectos secundarios», subrayó Ortega.

OBJETIVOS DEL BIOBANCO

Los biobancos recogen, almacenan y gestionan todo tipo de muestras biológicas: tejidos sólidos (tumores, pelo, uñas) o líquidos (sangre), y sustancias como orina, heces o saliva. Las acompañan de datos clínicos. El material se trata cumpliendo estándares de alta calidad y siguiendo una regulación estricta, con principios éticos basados en el consentimiento de los pacientes.

En la actualidad, el Biobanco del CNIO alberga más de 8.500 muestras de linfomas, neoplasias ginecológicas y digestivas, carcinomas mamarios, casos no neoplásicos y cultivos primarios de piel. En conjunto cuenta con más de 36.000 muestras de tejidos.

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La información que se extrae de las muestras es cada vez más rica y variada, a medida que se desarrollan las tecnologías para su investigación. Por ejemplo, conocer al detalle los genes que se expresan en cada tejido, ya que las proteínas o los metabolitos permiten buscar biomarcadores para diagnosticar enfermedades antes de que aparezcan los síntomas, pronosticar su desarrollo en cada paciente o predecir la respuesta a fármacos.

Los biobancos también son esenciales para la investigación en enfermedades raras: «Se trata de calidad, pero también de cantidad. Los biobancos, en especial las infraestructuras en red, multiplican las posibilidades de acceder a muestras de casos muy poco frecuentes», explicó Ortega.

INFORMACIÓN BIOLÓGICA

Además, aunque los investigadores no tengan acceso a la identidad de los donantes, la codificación en los biobancos permite la trazabilidad de las muestras, de manera que, en ocasiones, si el proyecto lo requiere, es posible complementar la información biológica y clínica con datos adicionales como, por ejemplo, el estilo de vida.

«La información que se extrae de las muestras es infinita», señaló Ortega. «La muestra puede agotarse, pero la información que se genera queda a disposición de la comunidad científica y seguirá siendo útil para producir conocimiento».