MADRID, 20 (SERVIMEDIA)

El Banco de España destacó este lunes que factores como el envejecimiento demográfico, el peso creciente de las ramas de servicios y la tendencia al aumento de la tasa de parcialidad sugieren que podría prolongarse la «tendencia descendente» en las horas trabajadas por ocupado de cara al futuro.

Esta es una de las conclusiones de un artículo elaborado por la economista Pilar Cuadrado, perteneciente al departamento de Análisis de la Situación Económica del Banco de España, en el que explica que la reducción de la jornada laboral media en España entre 1987 y 2019 (de 37 a 31,8 horas semanales) refleja un conjunto de cambios estructurales de la economía en ese período, como el aumento del peso del sector servicios o el empuje de la parcialidad.

Por ramas de actividad, las horas trabajadas por ocupado disminuyeron entre 1995 y 2019 en todos los sectores, excepto en la construcción. Además, la creciente especialización en las ramas de servicios ejerció una presión a la baja adicional, dado que es el sector con menor número de horas por ocupado. En concreto, el cambio en la composición del empleo por ramas productivas explica casi la tercera parte de la disminución de las horas por trabajador en ese período, lo que compensa con creces el aumento observado en la construcción.

Además, señala que la pandemia intensificó el descenso de la jornada laboral media, aunque los datos más recientes muestran una recuperación. Sin embargo, en general, las jornadas laborales son ahora inferiores en algo más de una hora que antes de la crisis sanitaria.

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El número de horas por trabajador puede disminuir si se reducen las horas de los trabajadores tanto a tiempo completo como a tiempo parcial, pero también si hay un aumento de la proporción de trabajadores a tiempo parcial en la economía. En las últimas décadas, en España la jornada semanal del trabajador medio a tiempo completo se ha reducido en casi cuatro horas entre 1987 y 2019 (de 38 a 34,3 horas).

Por su parte, la jornada del trabajador a tiempo parcial se ha mantenido por debajo de la mitad de la jornada completa (en torno a las 17 horas). Al descenso del promedio de horas trabajadas a la semana contribuyó adicionalmente el fuerte empuje observado en la ratio de parcialidad, que se elevó desde el 5,2 % en 1987 hasta el 14,6 % en 2019. Este incremento de la tasa de parcialidad contribuyó en cerca del 40 % a la reducción de la jornada laboral, mientras que el recorte de la jornada a tiempo completo fue el responsable del resto.

Otros factores del aumento de la parcialidad es que las mujeres tienen una tasa de parcialidad mayor y que, a medida que aumenta la edad de la población, se eleva también la parcialidad.

De cara al futuro, el Banco de España señala que «resulta previsible» que el perfil de caída de las horas trabajadas por ocupado se prolongue en los próximos años.

«El progresivo envejecimiento demográfico ejercerá una presión a la baja sobre la jornada laboral media, a medida que aumente el peso de los trabajadores de más edad en el conjunto del empleo. Este último colectivo tiene, por término medio, una duración de jornada menor, aspecto que se verá reforzado por la previsible prolongación de la vida laboral a través del retraso en la edad de jubilación y por los posibles incentivos a la jubilación parcial. Además, cabe esperar que continúe la ganancia de peso de los servicios dentro del conjunto de la actividad económica, lo que también tendería a reducir la cifra media de horas trabajadas», agrega.

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ESCENARIOS

Con este análisis, el Banco de España realiza distintas proyecciones en función de distintos escenarios futuros. Por ejemplo, la estructura demográfica prevista en las últimas proyecciones de población disponibles del INE, de octubre de 2022, implicaría que en 2033 la jornada semanal media se habría reducido, en comparación con la actual, en casi tres horas al año, bajo el supuesto de que las tasas de ocupación por edades permaneciesen constantes.

Por otra parte, si la economía española convergiese hacia una estructura sectorial como la del promedio de la Unión Europea, aumentaría el porcentaje del empleo en los servicios de no mercado, que, como se ha comentado, son las actividades con jornada laboral inferior. Como resultado, el número de horas trabajadas por individuo al año sería unas dos horas y media menor que el observado actualmente.

En un ejercicio en el que la tasa de parcialidad aumentara en España desde el 13,6% alcanzado al finalizar 2022 hasta el nivel de Alemania (un 27,9%, según el último dato disponible, referido a 2021), la jornada anual caería en 121 horas al año (o casi dos horas y media a la semana), más del 7,5%.

Por último, si, por ejemplo, se prolongase el perfil decreciente del porcentaje de ocupados con educación baja en favor del correspondiente a aquellos con educación media, la jornada laboral anual habría aumentado al cabo de once años en torno a tres horas y media.