nyt-kardashian¿Increíble? Bueno, realmente a estas alturas cualquier cosa que lleve la K de Kardashian es dinero y eso es lo que ha ocurrido recientemente.

Kim Kardashian no necesita presentación. Cualquier cosa que toca, se convierte, automáticamente en noticia. Pero ha demostrado que no todo es frivolidad a su alrededor. Conocedora de la historia armenia puesto que sus antepasados ostentan esa nacionalidad, vio cómo el Wall Street Journal incluyó una página de publicidad en la que se negaba el holocausto armenio.

Esto hizo que la celebrity decidiera tomar cartas en el asunto y hacer visible un hecho histórico que, respaldado por la comunidad armenia, tomó como abanderada a través de un comunicado redactado de su puño y letra y que pagó por insertar, también como publicidad, en el NYT.

En él, dice que no entiende cómo un medio como el reputado Wall Street Journal es capaz de aceptar dinero para publicitar y negar la muerte de más de un millón y medio de armenios.

Y en este punto pensamos, ¿todo vale en publicidad? Deberían seleccionarse, por encima del importe, los contenidos en los medios?

Este es un debate abierto en el que muchos pensarán que, quien paga, tiene la razón y otros que no, que no todo vale y que basta con tener un código ético y deontológico que prohiba cierto tipo de publicidad (por violenta, por imágenes explícitas, por ofensiva…etc) o que incluso la regule. Lo cierto es que, mientras aparezca que es publicidad, prácticamente todo vale.

Son casos tan extremos como el que estamos viendo lo que nos lleva a pensar en cómo están enfocando los medios últimamente las formas de financiarse. Si dos de los periódicos más reputados de Estados Unidos ceden sus páginas de publicidad para entrar en conflictos políticos, es que todo vale, desde luego.

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Sea como fuere, donde hay dinero, hay espacio. Sino cómo es posible que una polémica como esta llegue, en forma de cheque, a unos de los mejores medios de comunicación.