MADRID, 22 (SERVIMEDIA)

El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, insistió este miércoles en los «peligros» de ligar salarios a la inflación y pidió «no esperar a final de año» para conocer cuánto se van a subir los sueldos de los funcionarios, «porque esto sería una referencia para nosotros».

Garamendi hizo esta apreciación durante su intervención en la asamblea General de CEOE, celebrada en el Comité Olímpico Español (COE), donde subrayó que en los peores momentos de la pandemia los trabajadores de empresas privadas que estuvieron en ERTE cobraron el 70% de su salarios y los empleados de compañías públicas percibieron el 100%, «y somos igual de españoles todos».

En cuanto a la negociación del V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que quedó aparcada por la falta de acuerdo entre sindicatos y patronal para plasmar una serie de recomendaciones generales en materia de revalorización salarial, Garamendi sostuvo que de su lado «no rompemos nada». A este respecto, indicó que en CEOE se lanzó «un mensaje fundamental» que también han planteado organismos como el Banco de España o la Agencia Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), sobre que indexar salarios al IPC convertiría la inflación en estructural y generaría efectos de «segunda ronda».

«No me interesa ver un dato del INE que dice que el salario en los convenios sube un 2,5% o un 3% si hay una cláusula que dice que si a final de año hay una inflación del 8% hay que irse al 8%. Es por eso que hemos dicho que no se puede firmar», incidió Garamendi. No obstante, precisó que hay sectores que sí podrán aplicar estas subidas, por lo que pidió «no dejar sin capacidad de negociación a la economía».

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Además, recordó que la legislación laboral, en un precepto «que defendimos con tesón», permite a las empresas hacer descuelgues y «sentarse a negociar directamente con sus trabajadores».

«La mesa de negociación descarriló por las cantidades», añadió el presidente de CEOE sobre el diálogo con los sindicatos, y se preguntó con ironía «quién no firmaría ahora un 3,5%».