MADRID, 09 (SERVIMEDIA)

El Banco de España destacó este lunes que el sector bancario en Turquía, donde BBVA posee el 85,97% del segundo mayor banco privado turco, se mantiene saneado.

Según un artículo del organismo español sobre la situación macrofinanciera de Turquía publicado este lunes, el análisis de este país asiático está motivado en la importancia que tiene para el sistema bancario español, dada la participación que ostenta BBVA en Garanti, el segundo mayor banco privado turco, y por los importantes flujos comerciales y financieros con España.

En lo que afecta al sistema bancario, el Banco de España resalta que algunos indicadores muestran una evolución mixta como es el crédito, que ha caído en términos reales en el caso del destinado al sector empresarial, aunque en menor medida que el dirigido a los hogares. Ha influido la introducción de una serie de medidas por parte del Banco Central de la República de Turquía y de la Agencia de Supervisión y Regulación Bancaria.

En paralelo con la relajación de la política monetaria y con el objetivo de controlar el crecimiento del crédito y de potenciar solo el dirigido a los sectores productivos más relacionados con la inversión, las exportaciones y el crecimiento potencial, se introdujeron medidas macroprudenciales y regulatorias.

Respecto al crédito al sector empresarial, las nuevas medidas en vigor (principalmente, la imposición de requisitos de reservas sobre los préstamos dirigidos a determinadas actividades empresariales consideradas de menor interés) han supuesto un encarecimiento de dicho crédito.

Sobre el crédito a los consumidores, en junio se introdujeron medidas que reducían de 24 a 12 meses el vencimiento de los préstamos al consumo, incrementaban la tasa de pago mínima de las tarjetas de crédito y reducían la ratio de préstamo sobre valor para los préstamos hipotecarios.

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El Banco de España detecta que los préstamos en Turquía han crecido recientemente más que los depósitos y el porcentaje de activos sobre pasivos a corto plazo ha invertido su tendencia creciente. Además, el 100% de los préstamos sindicados se han renovado, aunque a un coste más elevado.

En cuanto a la posición de liquidez del sector bancario, sigue siendo «holgada», según el organismo español, aunque los préstamos han crecido recientemente más que los depósitos, y el porcentaje de activos sobre pasivos a corto plazo ha invertido su tendencia creciente. Además, el 100% de los préstamos sindicados se han renovado, aunque a un coste más elevado.

En relación con la ratio de morosidad, ha seguido descendiendo, hasta el 2,4% en agosto de 2022, y las provisiones han continuado aumentando. En solvencia, esta ratio ha invertido desde abril su tendencia creciente, aunque se mantiene por encima de los límites regulatorios

INFLACIÓN Y PIB

En cuanto a la situación macroeconómica, Turquía registró elevadas tasas de inflación a finales de 2022 y la actividad económica comenzó a moderarse en el tercer trimestre, tras su fuerte dinamismo previo.

De cara al futuro, se espera que la moderación de la actividad continúe a corto-medio plazo. El consumo privado se ralentizará previsiblemente por la menor renta real disponible, resultante de la muy elevada inflación, y por la esperada moderación del crédito por efecto de las medidas macroprudenciales introducidas a mediados de 2022. También se espera una menor aportación de las exportaciones al crecimiento del PIB, dada la pérdida de competitividad asociada a la apreciación de la lira en términos efectivos reales.

Adicionalmente, la economía turca se seguirá viendo afectada por los efectos negativos derivados de la invasión rusa de Ucrania. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una desaceleración del crecimiento del PIB en 2023 hasta el 3%, desde el 5% de 2022.

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En cuanto a las cuentas fiscales de Turquía, «se mantienen relativamente saneadas y han evolucionado mejor de lo previsto en 2022», pues el dinamismo económico y la inflación se han traducido en un incremento de los ingresos, mientras que algunas partidas de gastos, como la remuneración de asalariados o las transferencias sociales, se ajustan a la inflación con más retraso.