Ríos de tinta son los que las rotativas han puesto en marcha para explicar las consecuencias del reciente referendum británico, en el que, por la mímina, ha triunfado el voto de quienes quieren estar fuera de la Unión Europea.

Sorprendentemente, una vez se conocieron los resultados de las urnas, la búsqueda en Google desde el Reino Unido subió hasta un 250% con la frase «qué pasa si dejamos la Unión Europea». Algo que hace presagiar que durante la campaña los líderes de uno y otro bando no han sabido o no han querido explicar las consecuencias de la salida o permanencia en el corto, medio y largo plazo.

Por lo pronto, a la apertura de las bolsas, el miedo generado está dejando en números rojos. El Ibex, el Índice Nikkei y, previsiblemente, la Bolsa de Nueva York, por no hablar obviamente del propio FTSE 100 londinense, están sufriendo caídas que son históricas y bastante preocupantes.

Las divisas también han registrado una importante caída. El Euro, por ejemplo, se sitúa un 3,5% respecto a su valor ayer, mientras que la libra ha vuelto a valores de hace 30 años, haciendo que esta devaluación, por extensión, haga que la bolsa y las principales compañías hayan perdido, según estimaciones, más de 100 billones en las primeras horas.

Las primas de riesgo de los países periféricos se han disparado también, algo que perjudica mucho la venta de los bonos, que por cierto, en el caso del bono alemán a 10 años, se sitúa en un mínimo histórico del -0.17%.

A esto se suman las consecuencias políticas. La UE ha hecho público ya que no habrá renegociación de condiciones e insta al gobierno británico a poner en marcha, cuanto antes, los mecanismos para la salida del grupo europeo, algo que también habrá que hacer de manera completa en todas las materias políticas y comerciales.

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A nivel comercial e internacional, Estados Unidos ya avisó de que la salida de Reino Unido la haría ponerse a la cola a la hora de volver a negociar nuevamente los acuerdos ya que eran los intereses europeos los que primarían por las consecuencias económicas de ambos y más en plena negociación del TTIP.

Habrá que rehacer las cuentas puesto que más del 50% de las exportaciones británicas tenían como destino los países miembros, algo que, ahora, cambiará de condiciones por no formar parte del espacio común y mercado común.

Gibraltar, Escocia e Irlanda del Norte, además, están ya barajando la posibilidad de ir también a las urnas en un referendum que les permitiera la secesión de Inglaterra. Lo cierto es que estos tres territorios han votado por la permanencia, algo que hace que vayan a luchar por seguir formando parte del Reino Unido.

Los economistas ya empiezan a hablar de la recesión que sufrirá Reino Unido como consecuencia de este aislamiento provocado por los votos, pero habrá que ver, en el medio plazo, hacia dónde se encaminará.