Centro financiero Mucho han cambiado las oficinas en los últimos tiempos. Frente a los grandes edificios corporativos que contaban con miles de metros cuadrados en los que encuadrar a toda la plantilla y los almacenes, han aparecido nuevas fórmulas que comulgan mejor con la pyme de siempre, que no tiene tal capacidad, pero que necesita igualmente su espacio para desarrollar su actividad cotidiana.

Cada vez hay más edificios de coworking en las principales capitales, y también, por qué no decirlo, en muchos municipios que sienten la necesidad de ofrecer apoyo al emprendedor que apuesta por tratar de salir adelante creando su empresa y luchando por llegar a final de mes.

Estas opciones, mucho más económicas y viables para las pequeñas empresas, son las que han cambiado la forma de entender la oficina. También por la situación laboral que viene viviendo España durante los últimos años, las compañías que hoy en día forman el verdadero tejido empresarial, fuera de las grandes corporaciones, utilizan la oficina no como lugar físico en el que desempeñar su labor, sino también como núcleo de reuniones e incluso para compartir espacio con otros profesionales de otros sectores que, a la larga, pueden beneficiarse de compartir conocimiento y proyectos.

Sin embargo, para algunos de estos emprendedores, supone un problema poder tener espacio para almacenar los productos con los que comercian si los espacios laborales son compartidos.

Hay numerosas opciones para buscar almacenes en las grandes ciudades, un negocio que ha ido creciendo también para particulares. Los minialmacenes en Globalbox son una opción más que útil para todos los empresarios que necesiten un espacio extra para mantener, con seguridad, sus productos.

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Espacios reducidos que sirven para cubrir necesidades puntuales y que, con el tiempo, han dado paso a ser almacenes definitivos en los que poder desahogar las oficinas y viviendas. En eso consiste la idea de los “trasteros” al más puro estilo de Estados Unidos.

Son las localidades situadas en el extrarradio de las grandes capitales donde los almacenes tienen su espacio, algo que también fomenta la actividad económica más allá de la capital y que permite que sea mucho más sencillo organizar la logística que en pleno centro en calles estrechas.

Sin duda este nuevo concepto ha venido para quedarse gracias a su utilidad.