Cuántas veces no habremos oído esa frase. «La información es poder«. Parece que no caduca, que no queda obsoleta y que sigue funcionando en todos los ámbitos de la vida.

Si nos vamos al ámbito personal, tener información de nuestros amigos nos ayuda a poder buscar planes comunes y aficiones que compartir, si lo hacemos en el ámbito laboral, nos ayuda a conocer cuáles son las herramientas y los procedimientos a seguir en nuestra rutina diaria, facilitándonos también nuestra jornada laboral al máximo.

Pero, ¿y si lo pensamos en términos empresariales? Tras los años pasados se ha visto cómo la información siempre ha beneficiado a quien la tenía.

Conocer el estado de una empresa, el real, el que muestra sus verdaderos activos, el estado de sus cuentas y sus propiedades incluso, beneficia y mucho a quien lo posee de cara a reuniones y pactos. No es lo mismo acudir a ciegas a una cita en la que se va a firmar un acuerdo vital para nuestra compañía que acudir con los deberes hechos y con un informe comercial de una empresa trabajado y analizado hasta el detalle.

Sin duda, cambia mucho la forma de poder imponer condiciones e incluso negociar las claúsulas que se tratarán durante las horas que dure en el despacho dicha reunión.

Da igual el campo de actuación de las empresas, si son de la construcción, del marketing o incluso de joyería. Un análisis sectorial a tiempo podrá hacerte tener las cosas claras en el ámbito en el que te mueves y dar un análisis real de la situación de tu compañía en el mercado.

Conocer cuáles son las fortalezas de tu competencia y tratar de diferenciarte de ellas aportando algo más te hará no sólo beneficiarte del engagement de los clientes potenciales que acaben llegando hasta tu compañía ya que verán cómo tus productos o servicios son capaces de cumplir de una manera más completa con sus expectativas.

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Teniendo claro cuáles son las fortalezas, también se pueden conocer y trabajar las debilidades para que dejen de serlo. Esta es la clave en muchos casos que nos encamina hacia el éxito, no tanto en qué somos fuertes sino en qué estamos errando y nos está pasando factura y haciendo que perdamos volumen de negocio.

Aunque suena a película de cine americano, conocer a fondo a nuestros adversarios en el sector nos ofrece una posición aventajada frente a ellos. Piensa además que es probable que ellos estén también haciéndose con la información para conseguir más cuota, trabajando sus virtudes y defectos.

No sólo entonces, como decimos, de cara a plausibles reuniones, sino también a nuestra propia estrategia interna, que habrá que rehacerla una vez consigamos tener un contexto general de nuestra posición en el mercado con respecto al resto de compañías que se dedican a lo mismo que nosotros o que podrían hacernos sombra en un momento concreto.

Muchas veces la clave pasa por eso, por tener la información necesaria. En resumen, definitivamente no, la frase con la que comenzábamos no tiene fecha de caducidad.